La peste sigue y el hartazgo crece CULPAR A LOS CHICOS

La peste sigue y el hartazgo crece  CULPAR A LOS CHICOS

Imágenes de aglomeraciones de jóvenes en las playas, juntadas multitudinarias y fiestas clandestinas contribuyeron a crear en el imaginario social al cuco del verano: los chicos. El dilema de conjugar la necesaria diversión con los miedos, la vida, la libertad y el trabajo.

 

Parece desproporcionado e injusto acusar a las y los adolescentes y jóvenes por el aumento en los contagios de Covi 19. Por una parte, se culpa a los chicos, como también aparece el repudio al gobierno nacional por las medidas limitativas.

La realidad indica que del amesetamiento (estabilidad en la curva de contagios) de los casos en cinco mil diarios – hace dos semanas – se pasó a 13 mil por día, en el país.

Razonablemente, el gobierno de Alberto Fernández encendió la luz roja. El viernes 8 de enero, el jefe de Gabinete Santiago Cafiero anunció el decreto ordenando restricciones. Empero, el articulo 4to delega la facultad a gobernadores para la implementación de las medidas en cada distrito.

El decreto nacional impone prohibiciones y un virtual toque de queda nocturno. Esto significa que se considera que el foco del problema es por lo que sucede durante la noche. Paradójicamente, las juntadas de chicos en las playas, ríos, parques, suceden mayoritariamente durante el día y en espacios abiertos.

 Cachi y Pinamar

“No tiene absolutamente nada que ver Cachi con las playas del centro del país”, dijo el viernes 8 de enero – en FM Aries – el ministro de gobierno de Salta, Ricardo Villada. De tal modo ejemplificó distintas y distantes realidades sanitarias.

Asimismo, aseguró: “yo no veo problemas con la gastronomía, se cumplen los protocolos. El problema son las actividades clandestinas” Y lanzó el interrogante, como inicio de un debate pendiente: “¿Limitar el horario, va a poner límites a la clandestinidad?”

FIESTAS CLANDESTINAS

De tal modo, el funcionario salteño destacó la responsabilidad sanitaria por parte de las y los gastronómicos. Y salió en defensa del sector económico – junto al de turismo – más golpeado por la peste.

Sin resentimientos

Con respecto a la temporada turística, de modo estimativo, en la Argentina hay alrededor de dos millones de personas de vacaciones y haciendo turismo. Más o menos el 4 % del total de la población. En una de los localidades más caras, Pinamar, hay 200 mil personas, o sea el 0,4 %.

Las cifras dan cuenta de que constituye una privilegiada minoría la que puede disfrutar de vacaciones y el turismo. Si bien resulta sencillo el resentimiento y culpar a éstas personas – y a los chicos – del aumento de contagios, es todas luces una atribución injusta.

NADIE ESTA EXENTO

El presidente Alberto Fernández resaltó días atrás la necesidad de que “todos los argentinos y en especial a los más jóvenes adviertan el riesgo que se está corriendo y entiendan que son vectores de transmisión del contagio… El problema persiste, se mantiene y nadie está exento de contagiarse”

CHIVOS EXPIATORIOS

VIOLETA GIL

“Los jóvenes en absoluto tienen la culpa del aumento de contagios”, enfatizó Violeta Gil, joven periodista y dirigente del Partido Obrero de Salta. “Los jóvenes son ahora los chivos expiatorios; las restricciones no van a reducir los contagios, estos se dan en los lugares de trabajos, en la calle, en el transporte público. El gobierno nacional y provincial deben garantizar salud e ingresos, y reestablecer el IFE”, aseguró.

FIESTAS Y JUNTADAS

Fiestas clandestinas son aquellas en las cuales se cobra entrada y venden bebidas alcohólicas. La concurrencia varía entre 200 y 2000 personas. En Pinamar o Carlos Paz cuesta hasta 4 mil pesos la admisión. Son distintas a las reuniones sociales, generalmente familiares o de amigos y amigas. Cuando superan los diez concurrentes no están permitidas.

 

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