ARGENTINA BUSCA SU PROPIA VACUNA De espionaje, suspenso y terror

ARGENTINA BUSCA SU PROPIA VACUNA  De espionaje, suspenso y terror

 Hoy es poder. Y el más caro y altísimo objeto de especulación. Farmacéuticas y gobiernos centrales determinan quiénes, dónde, cómo, cuándo y por cuánto recibirán las vacunas contra el Covid 19.  En la Argentina, con mucho viento a favor, a fin de año se alcanzaría a vacunar a más del cincuenta por ciento de la población. Sea con las vacunas rusas, chinas , europeas y norteamericanas.

 

Por ahora, las vacunas Sputnik V llegan en cuentagotas. El gobierno nacional asegura que habrá millones de dosis de esta y de los otros grandes laboratorios. Empero, al ritmo actual, en seis meses, en Salta la población inmunizada no llegaría al 1,5 por ciento de la población. En plenas elecciones provinciales.

“Los gobiernos están creando una escasez artificial (de vacunas)”, sostuvo Zain Rizvi del grupo de monitoreo Public Citizen. “Cuando los ciudadanos financian el conocimiento requerido para poner fin a una pandemia, eso no debería permanecer en secreto”, aseguró (https://www.citizen.org/about/person/zain-rizvi/)

El comentario aborda centralmente la puja de poder mundial. Hay miles de millones de dólares en juego, hegemonía geopolítica y de conocimientos. Y vale todo. Aunque muera la gente en el camino. Especulación, espionaje, aprietes, secretos entre farmacéuticas y gobiernos, como entre los gobiernos que venden y compran.

Por ejemplo, los legisladores del Parlamento Europeo que – tras las demoras de entrega a países como Alemania o Italia – intentaron regular las operaciones, se dieron con que los contratos tienen demasiadas cláusulas secretas. Se desconocen los precios por dosis, los plazos de entrega, el dinero como “seña” y contraentrega.

En Estados Unidos, se sabe, las compañías farmacéuticas le jugaron en contra al ex presidente Donald Trump. El se jugaba llegar a las elecciones con la gente vacunada. Además, están protegidas de responsabilidades si sus vacunas no funcionan o causan efectos secundarios graves.

Soberanía científica

La inteligencia y la producción de conocimientos cuesta mucho. En Argentina, con un limitado acceso a las opciones desarrolladas por los grandes laboratorios, la ciencia argentina avanza hacia la producción de una vacuna propia.

La biotecnología criolla está siendo diseñada por equipos científicos del Conicet y las universidades nacionales de San Martín y el Litoral. Emplean una proteína recombinante, recubierta de Sars CoV-2, capaz de generar anticuerpos suficientes para prevenir la infección por coronavirus. Pronto se concluirá la fase preclínica con animales y el próximo paso será avanzar hacia los ensayos clínicos en humanos.

El gran condicionante es el dinero. En Estados Unidos, el gobierno destinó 1600 millones de dólares. En suelo patrio, el presupuesto adjudicado apenas llegó cien millones. Por eso resulta crucial la asociación con laboratorios de envergadura para la investigación, producción y distribución a gran escala.

El principio de todas las vacunas es simular procesos infecciosos, sin perjudicar la salud. De esta manera, el sistema inmune es “engañado” como si el organismo cursara una enfermedad, cuando en realidad no lo está haciendo. La innovación de la investigación local es al uso de proteínas recombinantes para desarrollar la inmunización.

Las dosis compradas inmunizan por un año, por lo que cada año habría que renovar la compra de dosis. El desafío es tener vacunas nacionales en el futuro más cercano.

 

 VALOR ESTRATEGICO

El conocimiento propio es vital y nunca se pierde. El gobierno nacional anterior degradó la estratégica área de Ciencia y Tecnología a secretaría, luego de su creación en 2007 por la entonces presidenta Cristina Fernández.

 

FALTA PLATA

Argentina, pese a ser una nación periférica y con un pueblo ridículamente pobre, sus conocimientos, ciencia y tecnología, trabajo, se encuentran entre los primeros del mundo. Hay capacidad instalada y cerebros de excelencia. Sólo falta plata para la producción celeste y blanca.

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