Raúl Antonio Tula fue adonde vivía su exesposa Alejandra Carabajal. Compartieron un momento de intimidad. Ella fue a ducharse y él la degolló. Luego, descuartizó su cuerpo.
Ante la inédita desaparición de Alejandra, de 34 años, secretaria de un consultorio médico, su ex, de 32 años, remisero, dijo que había huido a Jujuy con otro hombre. Nadie le creyó: era imposible que abandonase a sus hijos de 13, 9, 6 y 3 años.
La siesta del martes 6 de septiembre de 2005, Tula entró a la casa del barrio Nuestra Señora del Huerto, cerca de las vías del ferrocarril, en Cerrillos, Salta. Alejandra se ilusionó pensando en la reconciliación. Se habían separado pues él le era infiel con Débora, de 18 años, telefonista de la remisera cerrillana.
El matrimonio pareció resurgir de las cenizas cuando tuvieron relaciones íntimas, aquella siesta. La mujer marchó al baño a darse una ducha. Debía regresar a su trabajo. El hombre fue hacia la cocina y tomó un cuchillo “Ginsu”. Ingresó adonde ella se bañaba, pero no para mimarla.
Tula le puso el cuchillo en el cuello. Alejandra no se defendió, sólo preguntó: “¿quién va a los chicos?” La respuesta de él fue degollarla.
Restos enterrados
Entre el 6 y el 26 de septiembre de 2005, Alejandra Carabajal fue buscada intensamente.
El abogado cerrillano Pedro García Castiella – actual Procurador de Salta – representó a la familia de la joven y logró que el juez Miranda ordenase la detención del remisero y su novia Débora, de 18 años, telefonista de la remisera.
Una niña de ocho años, vecina del barrio, contó haber visto a Tula cargando unas bolsas y una pala, rumbo a las vías. En la Brigada de Investigaciones Tula se quebró y confesó.
Dijo que mató a su exesposa y madre de sus hijos para quedarse con la casa y mudarse junto a Débora. Con objeto de ocultar el cadáver, lo descuartizó, hirvió algunos restos y otros los enterró.
Tula guio a los investigadores hasta el costado de las vías, en donde ocultó bajo tierra quince restos de Alejandra.
En marzo de 2007. El remisero fue juzgado por los jueces Abel Fleming, Carlos Nieva y Héctor Alavila. Su pareja, Débora, acusada de encubrimiento, resultó absuelta.
Raúl Antonio Tula, actualmente de 51 años, desde hace 19 años cumple prisión perpetua. Dentro de algunos meses podría recibir libertad condicional.