EL MACABRO MISTERIO DE LAS MANOS DE PERÓN

EL MACABRO MISTERIO DE LAS MANOS DE PERÓN

Un grupo comando ingresó a la bóveda de Juan Domingo Perón, profanó el féretro, cortó sus manos y las robó. Varias muertes relacionadas y robo de expediente. Esperan un informe de la CIA. Vergüenza ante el mundo.

 

En noviembre de 1955, dos meses después del golpe de Estado contra el presidente y general Juan Domingo Perón, el cadáver de Evita, muerta tres años antes, fue robado de la sede de la Confederación General del Trabajo (CGT). Estuvo 14 años desaparecido.

Entre el 10 de junio y el 26 de junio de 1987, 13 años después de su muerte (el 1 de julio de 1974) un grupo comando entró, con llaves, a la bóveda del cementerio de La Chacarita (Buenos Aires). Los tétricos profanadores mutilaron y se llevaron las manos del tres veces presidente argentino.

Por entonces, Carlos Grosso, uno de los jefes del peronismo renovador y titular del PJ porteño; Vicente Leónidas Saadi, jefe del Partido Justicialista, y el dirigente cervecero Saúl Ubaldini, máxima autoridad de la CGT, recibieron una carta. Firmada por “Hermes IAI y los 13”. La nota exigía 8 millones de dólares por las manos del General.

Según la investigación, la críptica firma aludía un guerrillero cubano, abatido por Gendarmería en la selva de Orán, en 1964. De tal modo se atribuía el ataque a un grupo de ultraizquierda. Precisamente el año del asalto a un cuartel por parte de una agrupación izquierdista. Humo, pistas falsas. Nunca más se pidió rescate.

El féretro de Perón se hallaba en el subsuelo de la bóveda familiar. Estaba protegido por un vidrio blindado de siete centímetros de espesor. Tenía cuatro cerraduras, para las que se necesitaban doce llaves para abrirlas. La tapa de madera del ataúd se encontraba cubierta por una gruesa plancha de acero.

Las llaves de la bóveda y el féretro estaban en custodia de la Casa Militar. Y del escribano Mayor del Gobierno Nacional.

 

Muertes sospechosas

El 1 de julio de 1987, el juez federal Jaime Far Suau inspeccionó la bóveda junto a uno de los investigadores del caso, el jefe de la comisaría 29ª  Carlos Zunino. También participó del procedimiento el jefe de la Policía Federal, Juan Angel Pirker.

Far Suau murió en un sospechoso incendio de su auto, en noviembre de 1988. Pirker falleció tres meses después. El comisario Zunino sobrevivió a un balazo en la cabeza.

Paulino Lavagno, portero del cementerio, fue hallado muerto, producto de golpes en su cuerpo. A María del Carmen Melo, una mujer que llevaba flores a la tumba de Perón, la golpearon hasta matarla. Ella iba a brindar la descripción de un sospechoso.

CEMENTERIO DE LA CHACARITA

En 1994 se reactivó la investigación judicial, dirigida por el juez Alberto Baños. Sin embargo, la casa de éste magistrado fue asaltada. Los ladrones sólo se llevaron el expediente de la causa.

Una de las últimas medidas de Baños fue solicitar a la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) un supuesto informe que poseen sobre la profanación. Hasta el momento, el organismo norteamericano no respondió.

 

Masones y favores

Según el libro “Yo, Perón”, de Enrique Pavón Pereyra (biógrafo del líder popular), en 1971 Licio Gelli – jefe de la logia masónica Propaganda Due (P2) – y Giulio Andreotti, (entonces jefe del bloque democristiano de los parlamentarios italianos), visitaron a Perón en su exilio madrileño. Le ofrecieron entregarle el cadáver de Evita, que llevaba 16 años de robado.

A los tres días, el depuesto presidente recibió el cuerpo de Eva. A fines de 1973, el pueblo consagró a Perón como jefe de Estado. Por tercera vez. Con el 62 % de votos. Entonces, Gelli le pidió la representación comercial de la Argentina en Europa, en contraprestación por el favor realizado. Perón le respondió que “nunca pagaría con los intereses de la Nación un favor personal”. Y enfatizó, según Pavón Pereyra, “que se cortaría las manos antes de hacerlo”.

Otra hipótesis fue que la profanación y robo obedeció al apoderamiento del anillo de Perón. En éste se encontraba, supuestamente, el número de una millonaria cuenta bancaria. Ambas hipótesis fueron descartadas judicialmente.

Han transcurrido 35 años. La justicia argentina está en deuda con Perón y el pueblo que lo ama.

 

LA CIA

El juez Baños y el abogado que representa a María Estela Martínez de Perón, esperan la respuesta de la CIA. Acerca de si en sus archivos poseen información sobre la profanación. El expediente 54.248 está caratulado: “Perón, Juan Domingo, sobre la profanación de su tumba”.

 

 “LOS SERVICIOS”

El Senado de la Nación consideró – en un pedido de informe a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner – que la profanación fue realizada por agentes de inteligencia militar.

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