LA NENA ASESINADA

LA NENA ASESINADA

Quince años tenía Liz Flores. El lunes apareció muerta en un canal de la fronteriza ciudad, con su cara destrozada por un balazo. Vivía con sus padres, pertenecientes a la etnia guaraní. Aparentemente se habría encontrado con su novio veinteañero, quien es buscado.

Según contó a Norte Social Oscar Ramírez, periodista de FM Cadena Norte (Salvador Mazza), Liz era una jovencita “con vida normal, vivía con su familia, no se dedicaba a la prostitución, el bagayeo ni al narcotráfico”. Además, aparentemente, no había sufrido abuso sexual. Supuestamente salió el domingo sábado a las 18 desde su casa. Presuntamente para encontrarse con su novio, un joven de 23 años. Sus padres comenzaron a buscarla y denunciaron la desaparición a la Policía. El lunes al mediodía apareció. Asesinada.

Estos datos periodísticos – ante la falta de información oficial – son importantes en una ciudad lindera a Bolivia, en la cual es común el comercio sexual y el contrabando. Como las violaciones a niñas pobres y/o indígenas. Esta aberración es para algunos una costumbre naturalizada. La llaman “chineo” o “chinetear”

El concepto pedofilia es demasiado suave al intentar describir de que se trata. “El chineo existe como algo normal. Nuestras niñas sufren violaciones por parte de criollos con algún poder económico y social. Esto es posible por la impunidad que se disfraza de ‘costumbre cultural’, pero esto no es cultura, es un crimen racista y queremos que se termine esta práctica atroz”, aseguran desde el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir.

Como una cosa

Quien mató a Liz Flores no se tomó demasiadas precauciones para dejar a la nena. En un lugar transitado, al sur de la ciudad, al costado de las vías y a cien metros de la ruta nacional 34, fueron transeúntes quienes se dieron con el horrendo hallazgo.

Liz Flores estaba boca abajo, vestida, con parte de su cuerpito cubierto con el agua barrosa. Tras la denuncia a la Policía, los efectivos la encontraron efectivamente muerta. Al llegar los peritos y dar vuelta el cuerpo casi vomitan: la chiquita tenía la cara destrozada. Había recibido, casi a quemarropa, un mortal balazo.

Los investigadores lograron llegar al barrio La Pista (sur de la ciudad fronteriza), al hogar de los padres de Liz. Pese al rostro desfigurado, a madre y otros familiares, por la ropa y características físicas reconocieron a Liz.

El fiscal penal Pablo Cabot, de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas de Tartagal, es quien está a cargo del femicidio. Un dato forense clave es determinar si el lugar del macabro hallazgo es el mismo en donde se mató a la nena.

 

EL NOVIO

Los investigadores buscan al novio de Liz, con quien supuestamente debía encontrarse. Según el periodista Ramírez, este joven se dedica al bagayeo. Hasta el momento no fue hallado. Basta unos pasos para huir hacia Bolivía.

 

NIÑAS

Entre Salvador Mazza (Argentina) y Yacuiba (Bolivia) es natural como el aire el contrabando, el narcotráfico, la trata de chicas, la prostitución y el “chineo”. En relación al comercio y abuso sexual, las principales víctimas son las niñas pobres e indígenas.

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