CELOS Y MUERTE EN EL VALLE

CELOS Y MUERTE EN EL VALLE

Martina Juliana Díaz, de 25 años, murió baleada la noche del 15 de mayo de 2019, en Angastaco. Gregorio Osvaldo Suárez (“Goyo”) estaba acusado de femicidio. Presuntamente, borracho, se escapó. Dijo que el disparo fue accidental. Fue condenado a perpetua.

 

Fría noche del domingo 15 de mayo, en el caserío de El Catrial (en la estancia Jasimaná, paraje Vaca Corral, de Angastaco) “Goyo”, tal como conocían a  Gregorio Osvaldo Suárez, había estado tomando bebidas alcohólicas junto a su hermano. Borracho, impaciente, enojado pues Martina demoraba su regreso.

Cuando llegó la joven vallista, “Goyo” le reclamó airadamente su tardanza. Portaba una vieja carabina. Ella le explicó que debió postergar la vuelta, desde Pampa Llana, pues no encontró donde comprarle hojas de coca para su abuelo. El hombre no le creyó. Estaba convencido de Martina “andaba con otro hombre”

Él le pidió su teléfono y ella le dijo que no tenía batería. Discutieron. Fueron hacia el corral. Gregorio empuñó el arma, asegurando que se iba a quitar la vida. Ella intentó calmarlo, pidiéndole la carabina. Forcejearon. “Goyo” contó que se tropezó y en la gélida inmensidad vallista, resonó amplificado el estruendo de un disparo. Martina cayó ensangrentada.

Vecinos y familiares salieron ante el estampido, hallando sólo a la joven tendida malherida. Gregorio Suárez dijo después que, asustado, decidió no matarse y huyó hacia los cerros para esconderse. En tanto, Martina contó: “´Goyo´ me disparó”. Malherida fue trasladada de urgencia al hospital. Al otro día falleció.

 

Prófugo

Durante un mes estuvo prófugo Gregorio Osvaldo Suárez, acusado de femicidio. Conocedor de la amplia e inhóspita zona, fue imposible dar con él.

Finalmente, por infidencias, “Goyo” fue localizado en el paraje Cerro Negro, al sur de Cafayate, cerca de la provincia de Catamarca. Estaba guarecido dentro de una antigua vivienda semienterrada, típica de los pueblos originarios.

Quedó detenido y ante la fiscal Luján Sodero Calvet sostuvo apenas recordar que aquella noche estaba borracho. Aseguró que el disparo fue accidental, que no tuvo intención de matar a Martina y también negó mantener una relación con Díaz.

Sin embargo, la fiscal reunió cargos y amplió la imputación por el delito de homicidio calificado por mediar relación de pareja y femicidio.  Entre las pruebas en contra se halló una nota suya, escrita previamente al hecho. Allí “Goyo” señalaba la cercanía amorosa.

 

Las dudas

En el juicio, los peritos declararon sus intentos para recrear el momento del fatal disparo. Señalaron que el supuesto tropiezo no pudo producir un disparo accidental. Ante consultas de la defensa, aclararon que los parámetros no son fijos porque la fuerza utilizada varía de acuerdo a cada persona y diversos factores.

El arma secuestrada es un tipo de carabina modificada (de semiautomática a tiro a tiro). Los testigos indicaron que, por sus características, después del disparo, quien la manipulaba debió mover una manivela voluntariamente hacia atrás para expulsar la vaina encontrada en el lugar del hecho.

En función de la forma en que se debe cargar el arma, y de acuerdo a resultados de pericias balísticas realizadas en casos de disparos accidentales, los peritos aseveraron que quien manipuló la carabina tenía conocimiento acerca de su funcionamiento.

 

EL JUICIO

Las audiencias se desarrollaron en la Sala VII del Tribunal de Juicio. Los jueces fueron Federico Diez, Paola Marocco y Francisco Mascarello. Por el Ministerio Público intervino la fiscal de la UFEM, Mónica Poma. La defensa del imputado estuvo a cargo de Marcelo Di Bez.

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