ENTRE LA MUERTE “SIN QUERER” Y EL ASESINATO

ENTRE LA MUERTE “SIN QUERER” Y EL ASESINATO

Es sencillo: cuando una persona desarmada muere tras ser reducido por policías, se trata de homicidio. Un tribunal debe determinar si la muerte fue culposa (accidental o sin intención) o dolosa (culpa de los efectivos)

 

Los efectivos Ricardo José Antonio Llaves, Ricardo Ezequiel López, Lucas Maximiliano Ozuna y Jorge Antonio Olea están acusados de “homicidio culposo” y “vejaciones calificadas”. Otro, Elio Maximiliano Moya por “falsedad ideológica” y “encubrimiento agravado”.  También se juzgará a Ángel Ismael Lozano por falso testimonio y encubrimiento. La víctima fue Cristian Exequiel Gallardo, de 23 años, padre de dos niños.

El joven murió la madrugada del 26 de agosto de 2019, en dependencias policiales. Aparentemente, a causa de los golpes recibidos por parte de los policías.

Sintéticamente, existen dos versiones del violento deceso. Una de ellas, esgrimida por parte de Llaves, Ozuna, López y Olea, asegura que aquel día, persiguiendo a los autores de un robo en Finca Independencia, ingresaron por la fuerza a una vivienda de este barrio. Contaron que dos sospechosos escaparon, subiéndose a los techos. Sin embargo, a uno de ellos lograron reducirlo, hallándole un cuchillo y el teléfono celular supuestamente robado.

La otra versión es la de amigos, amigas y familiares. Contaron que Cristian había llegado de visita, la noche del 25 de agosto de 2019, a la casa de una amiga. Según estos testimonios, el chico y amistades estaban charlando y bebiendo cuando llegó la Policía. Asustados, entraron a la casa y los policías violentaron el hogar. Lograron atrapar a Gallardo y lo metieron en la caja de la camioneta policial.

 

Torturado

Para la investigación fiscal, Cristian Gallardo se resistió abiertamente a su aprehensión, forcejeando con dos policías. “Los efectivos, habiendo sido capacitados con técnicas de sujeción para este tipo de procedimiento aplicaron maniobras inadecuadas, impropias y excesivas en su afán de aprehenderlo”, dice la acusación.

“Mientras uno de los policías lo arrastraba cruzando su brazo y antebrazo desde el cuello haciendo presión, el otro trataba de sujetarlo de los pies. La intervención de estos dos efectivos no resultó suficiente para reducirlo dado que al salir a la vereda del inmueble Gallardo logra zafarse e intenta huir, pero a escasos metros es aprehendido por dos efectivos que le aplican golpes de puño a la altura del abdomen y en el antebrazo izquierdo”, describió la requisitoria.

Según el testimonio de una vecina, quien filmó el despliegue represivo, el joven fue llevado a la camioneta, donde esposado, boca abajo, lo golpearon a trompadas y patadas. “Se escuchaban los gritos de dolor, pidiendo auxilio”, contó.

Presuntamente, Cristian arribó a la comisaría sin un ojo. El joven tuvo dificultades para respirar, se pidió una ambulancia, pero cuando está llegó, ya estaba sin vida. Eran alrededor de las 6.30 del 26 de agosto.

DESFIGURADO

La familia de Gallardo tomó sus imágenes en el ataúd. Su rostro aparece desfigurado. Le faltaba un diente.

 

AUTOPSIA

La Fiscalía expuso el informe de autopsia, en donde se explicita que la muerte de Gallardo se produjo por isquemia aguda de miocardio. En su cuerpo comprobaron numerosas lesiones producto de los golpes.

 

JUICIO

Los jueces Roberto Faustino Lezcano (presidente), Maximiliano Troyano y Norma Beatriz Vera, de la Sala IV del Tribunal de Juicio, juzgan a los acusados. El juicio culminaría el martes 3 de mayo.

 

 “ASESINADO”

La familia de Gallardo asegura que Gallardo no murió por negligencia de la Policía, sino que fue asesinado.

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