DESCONTROL ADOLESCENTE O CRIMEN POR ENCARGO

DESCONTROL ADOLESCENTE O CRIMEN POR ENCARGO

La delincuencia usa a menores de edad para cometer delitos graves, pues, si son atrapados, tendrán mínimas penas. Esto por cuanto se considera que “los chicos” no saben lo que hacen.

 

Por Dario Illanes

 

(Portada: ¿MATAR POR LA CAMIONETA?)

 

El tribunal – a tono con la fiscalía – consideró que el brutal femicidio de Sandra Palomo respondió a una fatal diversión de chicos. Obedeciendo a Lautaro, un pibe de 15 años.

“La verdad de los hechos es más compleja, quizás más dura. La propia familia (de Sandra Palomo) manifestó que se trataba de un crimen por encargo. Testigos de identidad reservada dieron razones de sus dichos; el hijo menor también abona esta teoría, también Liliana Palomo, hermana de la víctima”, sostuvo en su alegato el querellante Javier Latorre. Y subrayó que esta fue la hipótesis del actual procurador general, Pedro García Castiella, cuando era abogado querellante de la familia Palomo.

Los fiscales Mónica Poma y Pablo Rivero apuntaron que el asesino fue Lautaro C. Este resultó sobreseído del femicidio debido a que tenía 15 años al momento del hecho. El adolescente ahora tiene 18 años. Está alojado en un centro de menores. O sea, un hostal comparado con el penal. Según Poma, a Sandra Palomo la mataron “con la intención de sustraer la camioneta que conducía”.

La lectura de la sentencia la realizó el miércoles 29 de junio la jueza Norma Beatriz Vera, presidenta del tribunal de la Sala IV.  A ella la acompañaron los jueces Roberto Lezcano y Maximiliano Troyano.

El fallo determinó que Ian Esteban Caro (20) y Ricardo Nahuel Bonifacio (21) cumplirán 15 años de prisión por participación secundaria en el femicidio de la maestra jardinera Sandra Palomo (52), cometido el 31 de agosto de 2019. El tribunal también declaró penalmente responsables del mismo delito a Hugo C. y Damián C., ambos de 19 años, lo cuales tenían 17 por entonces. El castigo para éstos lo establecerá el juez de Menores, Esteban Fernández.

SANDRA PALOMO

Una mujer aterrorizada

“Soy menor y no me va a pasar nada, ya van a ver…”, dicen que dijo Lautaro. De hecho, el asesino – quien de acuerdo a la condena condujo un robo, secuestro, torturas y femicidio con la parsimonia de un consumado asesino serial – “la  sacó barata”

La querella se refirió a “sesenta y tres agresiones sobre Sandra  Palomo”, entre las cuales están las puñaladas que terminaron con su vida. Empero, la fiscalía y el tribunal entendieron que se trató de una demencial “joda” de chicos. Cometida por cinco adolescentes de clase media, de los miles bien vestidos que llenan las galerías del paseo comercial.

Y una aterrorizada mujer, ex maestra jardinera, abuela, amable  y cordial. Mientras los chicos manejaban de norte a sur de la ciudad, comiendo las pepas que Sandra tenía en las bolsas, pegándole, lesionándola con un cuchillo, hasta quitarle el aliento y tirar el cadáver al costado del río Arenales.

Luego, lavando con manguera la camioneta ensangrentada. Para dejarla a dos cuadras de la casa “de la señora”, en el barrio Tres Cerritos.

 

ENCUADRE PENAL

La condena a Caro y Bonifacio fue como partícipes secundarios de homicidio agravado por ensañamiento, alevosía, criminis causa, por mediar violencia de género y por la participación de menores de edad.

 

CHICOS ASESINOS

Mary Bell, encarcelada a los 11 años de edad, fue encontrada culpable del asesinato de dos niños: Martin Brown, de cuatros años de edad, y de Brian Howe, de tres años de edad. Fue en 1968. Mary dejó escrita la letra ‘M’ en el estómago de Brian después de asesinarlo. Fue puesta en libertad a los 34 años.

Barry Dale Loukaitis, de 14 años, mató a su maestro de álgebra y a dos estudiantes. Ocurrió  en febrero de 1996, en una escuela de Washington. Fue condenado a dos cadenas perpetuas más 200 años, sin posibilidad de libertad condicional.

 

CONDENADOS

CONCIENCIA DE MUERTE

Cuando se mata, todos los menores, sin diferencia de edad, son imputables. Así lo determinó el derecho en Reino Uno a partir de 1998. De tal modo dejó de lado la doctrina “doli incapax”, por la cual se consideraba que los menores son incapaces de discernir la criminalidad de sus actos. El cambio penal fue consecuencia del secuestro y asesinato de James Bulger, de tres años. El pequeño fue masacrado por dos chicos de diez años, Jon Venables y Robert Thompson, en 1993.

 

CONTINÚA…

La sentencia menciona la continuidad de la investigación penal, a fin de establecer otros móviles del crimen. El final aún está abierto.

 

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