“Si Milei pierde, de lo malo pasamos a lo peor”, contó en la vereda un vecino, antes de votar. Sus miedos radicaban en que la derrota del gobierno nacional significase inflación y devaluación.
Posiblemente la oposición frontal de Fuerza Patria y la más moderada de Provincias Unidas no lograron ofrecer, a los votantes, tranquilidad para el día después. El “voto billetera” sería un modo de expresión popular. Al cual se suma el voto antiperonista, y el apoyo norteamericano al proyecto de Milei.
En Salta, el apoyo ciudadano permitió el triunfo de LLA. Como la apuesta política del gobernador Gustavo Sáenz con su propuesta provincial.
El rotundo fracaso fue el de Fuerza Patria. Urtubey se quedó sin Senado y Estrada sin Diputados. El Partido de la Victoria prácticamente desapareció. Desde hace tiempo que, en la Capital, el peronismo en sus variantes dejó de tener la confianza ciudadana.
En estas elecciones, divididos, demostró nuevamente que sus dirigentes no le encuentran el agujero al mate.
Visión estratégica
Si la desunión local indicaría ausencia de visión estratégica, Estados Unidos, mediante Donald Trump, señaló lo contrario. La Argentina de Milei, el mayor aliado en Latinoamérica se ahogaba. La superpotencia le dio una ayuda inédita.
Conteniendo el dólar, controlando la inflación, calmando el mercado. Como en una película norteamericana, el golpeado personaje gana en el último round. En este caso no importa si es bueno o malo, rodeado de ángeles o corruptos, sino lo que significa para Washington.
Tal vez por estos lados, dirigentes declarados opositores, no advirtieron con quien se enfrentaban realmente. En cambio, para la gente que vota, sin propuestas superadoras, eligieron. Como dice la sabiduría popular: “el miedo no es tonto”.
En la Argentina de las crisis, cambios, imprevisibilidades e incertidumbres permanentes, el respaldo es también una intimación.
ESPERANDO
Posiblemente el dólar se mantenga medianamente estable. La inflación, más o menos controlada. Las mayorías, mal, pero acostumbradas. Esperando…
TRUMP LO HIZO
Moderado tras el triunfo, el presidente argentino convocó a acuerdos a gobernadores y legisladores. A pedido del mandatario norteamericano. Trump puede imponer a la Argentina el control de la economía, la política exterior, la seguridad interior y la justicia.
En tanto, el poder financiero internacional reclama (en grandes líneas):
Reforma laboral: inmovilizar los salarios para registrados, con la promesa de que se generarían más puestos de trabajo y “blanquearían” a ilegales.
Reforma impositiva: derogar, bajar y unificar impuestos. Significaría beneficioso para empresarios e inversores, algo para consumidores, y menos ingresos para provincias.
Reforma jubilatoria: Ampliación de la Prestación Universal al Adulto Mayor (PUAM), actualmente fijada en el 80% de la jubilación mínima.
