Sin conocerse, la madre de Jimena Salas y la de los hermanos enjuiciados coincidieron ante el tribunal: Javier, Adrián y Carlos no la mataron.
“El único problema es que vamos a seguir sin saber quién mató a Jimena. Siempre volvemos al principio”, sostuvo Cristina García, madre de Jimena Salas.

Quien dio a luz a la masacrada en Vaqueros enfatizó su descreimiento en el enredado, moroso y penoso proceso judicial. Rechazando de plano que a su hija la masacraron en un frustrado intento de robo. Esta es la actual hipótesis fiscal.
Por su parte, el mismo jueves 25 de septiembre, Ana María Simón, mamá de los hermanos Adrián Guillermo y Carlos Damián Saavedra, aseguró ante el tribunal: “Mis hijos no son culpables y no tienen nada que ocultar”. Ambos están acusados del femicidio, con alevosía y ensañamiento, en ocasión de robo. Ellos y el hermano muerto fueron detenidos el 21 de septiembre de 2022. Javier murió el lunes 15 de este mes, horas antes del comienzo del segundo juicio.
La madre de los acusados contó que, siendo adolescentes, Adrián y Carlos eran rebeldes y se metían en problemas con la Policía. Pero remarcó que habían cambiado.
En tanto diferenció la conducta de Javier. Relató que él era muy sensible y solidario, y en enero de 2017 participaba en un proyecto comunitario en Villa Floresta, enseñando música. Asimismo, negó que haya huido a Santa Victoria Este, sino que fue convocado como voluntario para colaborar con los padres franciscanos a favor de las comunidades originarias.

Masacrada
Odio demencial, acción psicópata, venganza narco son las principales razones para asesinar con saña y alevosía. Un ejemplo fue el brutal ataque a la adolescente Carolina Aló (17). Su novio, Fabián Gerardo Tablado de 20 años, la mató de 113 puñaladas en la casa de sus padres en Tigre, en 1996. Él era nazi.
Los macabros femicidios de las tres pibas en Florencio Varela demuestran los asesinatos por drogas.
Jimena, el mediodía del 27 de enero de 2017, preparaba el almuerzo para sus nenas y esposo. Con dos cuchillos, recibió los siguientes puntazos y cortes: dos en la cara; ocho en cuello; uno en hombro; dos en nuca; cuatro en el pecho; dieciséis en la espalda; diez en el abdomen; once en las piernas. Descomunal ataque contra una mujer pequeña e indefensa.
Paradójicamente, los atacantes tuvieron la “delicadeza” de encerrar a las mellizas de tres años en el baño. Y si la intención era robar, resulta inexplicable que dejasen sobre la cama las joyas. Nada se llevaron. Según el viudo.

Tres investigaciones
Al comienzo, durante la procuración de Pablo López Viñals, los fiscales Pablo Paz y Rodrigo González Miralpeix sostuvieron la hipótesis de homicidio tras robo frustrado. El asalto se habría concretado mediante el ardid de pedirle a Jimena ayuda para un extraviado caniche toy.
Durante la gestión en el Ministerio Fiscal de Abel Cornejo, la investigación cambio a crimen por encargo. Fueron acusados Nicolás Federico Cajal Gauffin, viudo de la víctima, y Sergio Vargas, un vendedor ambulante. Ambos llegaron a juicio, pero fueron beneficiados por el principio “in dubio pro reo” (las dudas favorecen al acusado)
Al asumir el procurador Pedro García Castiella, se retomó la hipótesis del robo. Denuncias anónimas señalaron a los tres hermanos. Y una pericia genética apuntó a Javier, el “Chino”
La defensa de los acusados, a cargo de Marcelo Arancibia, asegura contar con pruebas de que los Saavedra estaban lejos de Vaqueros el mediodía del 27 de enero de 2017. Y subraya su rechazado pedido de nuevas pericias de ADN.
Para los fiscales penales Mónica Poma, Leandro Flores y Gabriel González, los hermanos mataron a Salas para robarle. Aunque no robaron. Con la fiscalía coincide el viudo y su abogado. Los jueces José Luis Riera, Mónica Faber y Maximiliano Troyano, quienes juzgan, no investigan, deben resolver entre la acusación y la defensa. Tras más de ocho años de la masacre, sobran las dudas.
La justicia en deuda con la sociedad. Y con la mamá de Jimena. Quien, desde su maternal corazón dijo: “dejen libres a los hermanos Saavedra. No son culpables”
VENGANZA
“Yo creo que el móvil del crimen fue algo pasional, de venganza”
Madre de Jimena Salas

MORIR POR ELLOS
Supuestamente, el fundamento de la acusación fiscal era la prueba genética contra Javier Saavedra. Desde esta, se derivarían las participaciones de Damián y Guillermo. Con la muerte de el “Chino” se extinguió la acción penal en su contra. Y naufragarían las evidencias hacia los hermanos. De acuerdo a una fuente, Javier dejo un escrito asegurando su inocencia. Diciendo que, muriendo, los salva a ellos.




















