Christian Gray es profesor y debió pedir licencia en el colegio para acudir al Mundial de Clubes. Edison Cavani es jugador profesional y cobra 250 mil US$ por mes.
El defensor del equipo semiamateur neozelandés debe regresar a su trabajo, como profesor de Educación Física en Auckland Grammar School. De igual modo que sus compañeros, quienes se ganan la vida como empleados públicos, peluqueros, vendedores, obreros.
Pues, aunque amen el fútbol, el Auckland City está conformado por trabajadores. Son futbolistas que sólo se entrenan dos veces a la semana, y únicamente cobran viáticos que rondan los 150 dólares mensuales.
El capitán del Auckland, Mario Ilich, trabaja en el departamento de ventas de Coca-Cola. Le contó al diario inglés The Guardian: “He tomado todas mis vacaciones anuales para este viaje, así que no iré de vacaciones con mi esposa este año”. El delantero Angus Kilkolly, detalló su rutina semanal: “Llego a la oficina a las 7:30, entreno tres o cuatro veces por semana, vuelvo a casa a las 21, me acuesto y otra vez desde el principio”. El pidió vacaciones sin goce de sueldo para estar en los Estados Unidos.

Patéticos
Boca se puso en ventaja a los 26 minutos. Pero ni siquiera con un gol convertido por uno de sus jugadores sino por el arquero neozelandés, Nathan Garrow, en contra. El xeneixe tuvo 82 malogrados centros. Y llegó el empate logrado por el zaguero Christian Gray, a los 7 minutos del segundo tiempo.
En la cancha, un equipo con jugadores que ganan millones y otro integrado por laburantes con orgullo. Boca no ganó ningún partido. Regreso sin gloria ni dignidad.

Y hasta sin vergüenza. Por ejemplo, las patéticas declaraciones del delantero Edison Cavani, el mejor pago del plantel bostero. “No creo que haya sido tan decepcionante. Cuando meten diez jugadores atrás no es fácil poder entrarle”, se justificó.
El futbolista cobra 250 mil US$ por mes. Su trabajo es hacer goles.