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Popular práctica cultural y recreativa en Salta y Jujuy es el consumo de hojas de coca. Pero importarla es contrabando y roza el narcotráfico. Resolver la absurda contradicción compete al Estado Nacional.

 

El salteño Pedro viajaba en auto junto a su esposa y dos pequeños hijos rumbo a las Sierras de Córdoba. A las 5 de la madrugada, fuera de Salta, en la ruta Nacional 34, un control de Gendarmería Nacional detuvo su marcha.

Quedó demorado durante cinco horas por llevar, a la vista, repartidas en tres bolsas, un kilo de hojas de coca. Repitió hasta el hartazgo el artículo 15 de la ley 23.737: “la tenencia y el consumo de hojas de coca en su estado natural, destinado a la práctica del coqueo o masticación, o a su empleo como infusión, no será considerada como tenencia o consumo de estupefacientes”

A media mañana, un fiscal federal, telefónicamente, ordenó a los gendarmes liberar a Pedro y familia. Empero, le incautaron las bolsas verdes.

 

El peón y el doctor

En el norte argentino, “Coquear” es tan común como comerse unas empanadas. El “acullico”, las hojitas contenidas en la palma y llevadas entre la dentadura y la mejilla, son infaltables en asados, guitarreadas, encuentros, laburos.

Coquean el peón y el doctor. Changos y abuelos. Incluso mujeres.

Costumbre arraigada, herencia milenaria, cultura, historia, habitual consumo. En contradicción con anacrónicos compromisos de la Argentina con Estados Unidos y regulaciones del primer mundo. De tal modo, prohibida y penada el ingreso y comercialización.

Pues la hoja de coca no se cultiva en el país. Proviene de Bolivia.

La prohibición fue impuesta en 1978, por el dictador Jorge Rafael Videla, a través del vigente decreto 648/78.

Transparencia

La Cámara de Diputados de Salta aprobó por unanimidad una Declaración para regularizar el consumo de las hojas de coca. La iniciativa insta al Poder Ejecutivo Provincial y a los legisladores nacionales a gestionar la autorización para la importación legal del producto.

Las contradicciones normativas, además de hacer sufrir a Pedro y familia, producen distracciones infundadas en Gendarmería y la justicia. Permiten un mercado irregular que opera sin ningún tipo de control sanitario. Perjudican a los usuarios, comerciantes y bagayeros.

Datos (estimados)

  • Precio de venta en la ciudad de Salta, kilo de coca: $ 20.000/$ 25.000
  • Precio venta bolsita 50 gramos: $ 2.500/$3.500
  • Precio costo kilo: $ 10.000/$ 15.000
  • Precio kilo de coca en Bolivia: $ 5.000
  • Pago a chanchero (transportador en la frontera) por bagayo (bolsa) 30 kilos: $ 1.500/$3.000

ALIVIO PARA TODOS

Gran parte de los operativos de Gendarmería son para incautar hojas de coca. Un ingreso regulado, para consumo legal, permitiría blanquear una práctica cultural, generar empleo lícito en explotados, disminuir la economía informal, y descomprimir tensiones en las fronteras.

COCA NO ES COCAÍNA

Para producir 1 gramo de cocaína se precisan alrededor de 100 kilos de hojas de coca, junto a químicos tóxicos. Los datos científicos están disponibles. El Poder Ejecutivo Nacional debe presentarlos a los controladores internacionales.

SALUD

Investigaciones arqueológicas, históricas, biológicas y médicas dieron y dan cuenta de las propiedades nutricionales y sanitarias del coqueo.

CONTRADICCIONES

El proyecto, impulsado por el diputado salteño Juan Carlos Roque Posse, pone de manifiesto una profunda contradicción en la legislación nacional. A pesar de que la masticación de la hoja de coca es una práctica milenaria, protegida por la ley para su consumo en su estado natural, su importación sigue prohibida por un decreto que data de la última dictadura militar.

 

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