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Pese a que la mitad de la ciudadanía quería verla en prisión, una condena a la expresidenta puede desencadenar un terremoto político, social y económico de imprevisibles consecuencias.

 

“Junio es un mes tremendo para el peronismo”, dijo, el sábado 7 de junio, Cristina Fernández de Kirchner, desde Corrientes. Se refirió al mes en que se recuerda los fusilamientos del basural de José León Suarez y las bombas arrojadas sobre civiles en la Plaza de Mayo.

“Nos han bombardeado, fusilado, torturado, desaparecido, echado de los aviones. Me gatillaron en la cara porque me quieren presa o muerta. Pero no se dan cuenta de que lo que nunca van a poder evitar que vuelva es el pueblo”, exclamó desde Paso de los Libres.

La probable detención de Cristina impactará en el gobierno de Javier Milei, en la oposición, en el peronismo y el mundo.

En año electoral, sin la presidenta del PJ como candidata, La Libertad Avanza y el PRO podrían ganar en la provincia de Buenos Aires. Empero, los costos serían altísimos.

El peronismo planteará que la detención de Cristina significa su proscripción. Por eso, muchos dirigentes libertarios como macristas consideran que a la líder kirchnerista “hay que ganarle en las urnas”.

En el gobierno temen que tenerla presa (en un penal o en su casa) se convierta en la peor de las pesadillas: “una Cristina víctima”. Y un búmeran político, social y económico. Pues, a ciencia cierta, se desconoce la reacción popular.

“A ella le sirve, está esperando ir presa y que la gente la vaya a buscar. Comenzaría un relato épico y romántico”, interpretó un político mileista. Otro señaló: “Si la sacás a Cristina de las elecciones, el peronismo se une y nosotros tenemos los días contados”

 

El tiro por la culata

Dentro del círculo judicial de Milei hay críticas a cómo llegó el proceso judicial a esta conclusión contra Cristina Kirchner. Creen que la causa está “viciada” y que debía despolitizarse.

Los jueces de la Corte Suprema de Justicia -Horacio Rosatti, Carlos Fernando Rosenkrantz, Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda- podrían firmar el martes 10 de junio la resolución que sella el destino de la exvicepresidenta. El trámite es breve: una vez notificadas las partes, se activa el traslado. Como marca el protocolo, la detenida sería trasladada a la Unidad 31 de Ezeiza (penal de mujeres). Por su edad, tras unos días encarcelada, se le concedería la prisión domiciliaria.

Presuntamente, una casa quinta en el sur del conurbano bonaerense sería su cárcel. Y la meca de peregrinación de multitudes, militantes, dirigentes, figuras internacionales.

Posiblemente el lugar se convertiría en un santuario laico. Creciendo su imagen como víctima de la cuestionada justicia, los medios hegemónicos y el antiperonismo. Logrando la unidad del peronismo. Entonces, el tiro por la culata: Cristina podría ejercer más poder e influencia que estando en libertad.

 

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